viernes, 15 de agosto de 2008

La rana que quería ser una rana auténtica, o, porque no siempre debemos depender de lo que digan los demás

Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello. Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl. Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos le aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

Augusto Monterroso

Existen al menos tres cosas que los seres humanos buscamos de los demás. Le llamo la fórmula triple AAA.

A = Aceptación
A = Aprobación
A = Aprecio

El 99.9 % de los seres humanos entramos en la categoría de buscadores de la fórmula triple AAA, lo cual no es malo en sí; es parte de nuestra naturaleza humana y social. Como muchas cosas en la vida todo depende del equilibrio.

El problema surge cuando en la busqueda de Aceptación, Aprobación y Aprecio, terminamos haciendo cosas que van en contra de nuestros principios, de nuestra dignidad y del respeto que nos debemos como personas.

En muchas ocasiones, la primera copa, el primer cigarro, la primera relación sexual, no es por verdadera voluntad propia, sino por obtener la Aceptación, la Aprobación y el Aprecio del grupo que nos rodea.

La persona Asertiva no es inmune a la fórmula triple AAA, también necesita de la estima de los demás, la diferencia está en que sabe que hay cosas que le conviene hacer y otras que no. Eso es lo que le convierte en una persona Segura que es respetada por los demás. Sabe decir NO de modo asertivo, y sabe decir SÍ cuando lo decide, pero siempre tomando la responsabilidad de sus actos, y no dejándose llevar por la presión social.

La Asertividad es la herramienta que permite a los grandes líderes actuar de modo seguro ante las situaciones de mayor presión, es por eso que el camino para convertirte en una persona Segura, Audaz, Sinvergüenza y Descarada, pasa necesariamente por la Asertividad.

La frase: "La timidez se compone del deseo de agradar y del temor de no conseguirlo."

Edme P. Beauchene


Y tú... ¿Qué tanto haces, o dejas de hacer por ser una rana auténtica? ¿Qué tanto haces o dejas de hacer por conseguir la Aceptación, la Aprobación y el Aprecio de los demás?
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1 comentarios:

Paola López dijo...

Creo q todos queremos ser ranas autenticas, en mi experiencia en algun tiempo cambie mi forma de vestir, me han dicho hasta que musica escuchar, he ido a lugares q no he kerido por tratar de agradar y ser aceptada, me parece muy cierta la historia es algo q vivimos muy seguido, y gracias al curso me he dado cuenta q he hecho cosas que creia que asi estaban "bien" aunque me hicieran sentir mal! ,todo por ser apreciada!! Si te faltas al respeto a ti principalmente o le faltas a otras personas no puede estar "bien